Aunque la evidencia científica no es
concluyente, el abuso de estas bebidas con alto contenido en cafeína podría resultar
perjudicial para la salud por lo que los expertos recomiendan la moderación en el
consumo, no combinarlas nunca con alcohol y que niños y grupos vulnerables se
abstengan de tomarlas.
Estas bebidas, de difícil definición,
contienen sustancias que aportan una cantidad importante de cafeína y que buscan elevar el
estado de activación del sistema simpático, el encargado de aumentar la
frecuencia cardiaca o el estado de atención.
Sin embargo, sus efectos positivos se
podrían ver limitados por sus posibles efectos secundarios como el aumento de la frecuencia
cardiaca, de la presión arterial o del gasto calórico.
Las bebidas energéticas están reguladas
por la Comisión Europea como un producto alimentario que se estipula que no debe superar la
cantidad de 32 mg de cafeína por 100 ml. Sin embargo, en la actualidad están
surgiendo nuevos formatos que podrían alterar la percepción del consumidor en
relación a la cantidad que se puede tomar o que pueden incitar a un mayor
consumo.
Es el caso de las 'energy drinks', de venta sólo en gasolineras, cuyos
envases pequeños de 60 ml contienen una mayor concentración de cafeína que los
envases habituales de 250 mg, o también la venta de envases de 500 ml o incluso
litro y medio de bebidas energéticas que ya se pueden adquirir en marcas
blancas en grandes cadenas de supermercados.
Las bebidas energéticas más conocidas llevan
gran cantidad de cafeína, unas 3 o 4 veces la cantidad presente en otras bebidas
como las colas o el café. La concentración de cafeína en las bebidas
energéticas está establecido; sin embargo, la cuestión está en el consumo
diario de grandes cantidades de bebidas energéticas o una combinación de
distintas bebidas que contienen cafeína, lo que eleva en gran medida el consumo
medio de esta sustancia entre la población.
Desde la agencia catalana de sanidad se advirtió en un informe a finales
del pasado año de que los grupos vulnerables (niños, adolescentes y
embarazadas) no debían abusar de estas bebidas con cafeína.
Sus recomendaciones de consumo, aunque no establecen una cantidad máxima,
sí apuntan que los niños pequeños deben evitar el consumo de bebidas
energéticas, cualquier bebida con cafeína y que los menores más mayores no
deben tomar más de una bebida con cafeína al día.
EXCESOS DE CAFEÍNA Y ALCOHOL EN LOS MÁS
JÓVENES
Se ha producido un cambio en los
patrones de consumo de los adolescentes que toman bebidas energéticas, cafés y
colas. Se cree que el aumento de la presión arterial y las pulsaciones en
personas susceptibles podría presentar riesgos.
Además, se han registrado algunos casos
de crisis psicóticas y muerte súbita asociados a la combinación de bebidas energéticas
y abuso del alcohol. El elevado nivel de cafeína presente en las bebidas energéticas lleva a
que su combinación con alcohol cree en los adolescentes y adultos una falsa sensación de
sobriedad que les lleva a seguir consumiendo alcohol, un efecto buscado por quienes
emplean estas bebidas.
La combinación con alcohol debe evitarse
por completo, ya que existen muertes descritas en la literatura científica y dado que
estas bebidas se toman para poder consumir más alcohol, una sustancia dañina,
se pueden ocasionar graves problemas para la salud.
El resto de contenidos que se incluyen en las bebidas energéticas como
taurina, vitamina B o gluconorolactona, no se ha demostrado que tengan ningún
efecto beneficioso o perjudicial en las dosis que se encuentran.
Si estas bebidas están en el mercado es porque no tienen efectos
perjudiciales, el problema está en las grandes cantidades de cafeína que
aportan y que su abuso puede ser perjudicial para los grupos vulnerables.
En el caso de personas con arritmias
puede ser perjudicial dado que la cafeína es un estimulante.
No se ha demostrado que estas bebidas con altos niveles de cafeína creen
adicción; sin embargo, a largo plazo la cafeína podría tener un efecto adictivo
de consumirse en grandes cantidades.
Hay personas que pueden llegar a consumir dos o tres litros de bebidas de
cola con cafeína que, además, son ricas en azúcar y calorías vacías y que
contribuyen a enfermedades como la diabetes o la obesidad".
BEBIDAS ENERGÉTICAS Y DEPORTE
Hay que
diferenciar entre las bebidas energéticas, no diseñadas para el deporte, y las
deportivas que ayudan a reponer la hidratación y minerales perdidos durante el ejercicio.
Las bebidas energéticas pueden llegar a proporcionar un efecto estimulante
en el deportista; por eso se toman antes de su práctica, en contraposición a
las deportivas que se beben durante o después. Aunque el consumo de bebidas
energéticas puede tener un efecto positivo sobre los resultados deportivos no
se consideran dopantes ya que no cumplen con dos de los tres criterios
internacionales para ello: aumentar el rendimiento deportivo, afectar
negativamente a la salud del deportista y violar el espíritu del deporte.
El consumo de bebidas energéticas antes de
realizar deporte en efecto mejora el rendimiento físico. Los resultados son
trasladables a la población general, aunque en no deportistas el efecto de la
cafeína podría ser mayor dado que durante el deporte esta sustancia se elimina
con más facilidad.
La cafeína no es un nutriente pero puede
tener en determinadas situaciones efectos beneficiosos como ayudar en un
momento puntual de trabajo, despejarse en un viaje en coche pero en niños no
existe ninguna recomendación de uso para las bebidas energéticas y a pesar de
ello un estudio de las autoridades europeas en materia de alimentación muestra
que ha aumentado su consumo en menores de 10 años.
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