Deshidratación es cuando nuestro
organismo pierde más agua de la que se ingiere, es decir cuando el balance hídrico es negativo. Esta pérdida de agua a
menudo va acompañada de la pérdida de sales minerales o electrolitos,
fundamentalmente sodio y potasio.
En condiciones normales nuestro cuerpo pierde 2-2,5
litros de agua diarios; este agua perdida se debe reponer para mantener la
hidratación.
Estas pérdidas se producen al respirar, orinar,
defecar y sudar.
Durante la actividad deportiva se produce una gran
cantidad de calor, que hace aumentar la temperatura corporal, este calor debe
ser transferido hacia el exterior y los mecanismos que nuestro organismo
utiliza son disipación de calor a través de la radiación (aumenta el volumen
sanguíneo y se envía más sangre a la piel) y el otro mecanismo es aumentar el
rango de producción de sudor.
Debido a este aumento en la producción de sudor se
produce una mayor pérdida de agua y electrolitos, que podría llevar a un estado
de deshidratación si no se lleva a cabo una reposición de fluidos y
electrolitos adecuada, y como consecuencia una disminución en el rendimiento
deportivo; por esta razón los deportistas deben seguir unas pautas para
conseguir una hidratación óptima para la realización de la práctica deportiva.
Tan sólo una pérdida de un 2% en el agua corporal da como resultado una
reducción importante en el rendimiento deportivo.
La importancia de la hidratación es debida a que
principalmente el agua es el componente mayoritario de nuestro organismo. Es el
componente mayoritario en las células (excepto en las células grasas),
lubricante para el cerebro y las articulaciones, transporta los nutrientes a las
células y retira las sustancias de desecho de estas, forma el plasma sanguíneo,
juega un papel importante en la digestión y absorción de los alimentos,
mantenimiento de la tensión arterial, buen funcionamiento de los riñones,
regulación de la temperatura corporal (eliminación de agua a través del sudor),
etc.
La mejor estrategia que pueden utilizar los
deportistas para evitar la deshidratación, es compensar la pérdida de fluidos y
electrolitos mediante unas pautas de toma de líquidos antes, durante y después
del ejercicio.
Tomando estas medidas se conseguirá además evitar que
se produzcan problemas que van asociados a las pérdidas de fluidos como
son los calambres por calor, agotamiento por calor, golpe de calor e
hiponatremia.
En el deporte, además de realizar una ingestión
adecuada de nutrientes, es fundamental realizar una hidratación adecuada; ambas
estrategias nutricionales nos van a llevar a conseguir un mejor rendimiento
físico y mental.
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